martes, 15 de noviembre de 2011

Ascensión Al Morezón

Sin duda una de las cuentas pendientes que teníamos mi padre y yo era el Morezón. Por fin este fin de semana pudimos hoyarlo.

Yo me esperaba una ascensión invernal porque había oído que días atrás se podía salir con esquíes desde la misma plataforma, pero la lluvia hizo estragos durante la semana y la nieve no aguantó y nos encontramos con algo bastante acuático, la verdad.


Para huir de la gente elegimos la misma ruta que lleva al Morezón desde el Puerto de Candelada. La misma que aprendí con Bravo, Ángel y los triatletas semanas atrás. Y es que además de ser mucho menos transitada es más bonita porque se camina por la cuerda de la vertiente sur y aquello impresiona mucho. Además así pudimos alargar la ascensión una hora porque si no se puede hacer un poco escasa.

Desde la salida se avanza por un prado sin mucho desnivel hasta que se llega al Puerto de Candeleda, que divide las vertientes Sur y Norte de esta parte de Gredos. Hasta allí se disfruta porque el camino es tendido y te permite coger ritmo, porque se ve La Mira, El Risco de Candeleda y mucho bloque curioso para bulder.

Una vez en la cuerda se avanza hacia el oeste y uno se acerca progresivamente al circo. Según se avanza uno se avanza hacia las caras Este de Hermanitos, El Perro que Fuma, Casquerazo y uno se sobrecoge un poco. Queda camino por delante.






Cuando se llega al Refugio del Rey hay que abandonar la senda y avanzar pos los hitos ladera arriba. Hay que pasar un collado, bajarlo y luego uno se encuentra de frente con El Morezón. Aquí es donde nuestro camino se junta con la  ruta "normal" al Morezón y comparte los últimos metros con más montañeros.


Tras al alcanzar el hombro del Morezón, hay que avanzar hacia el sur y se llega a la cruz que señala la cumbre. Aquello fue una fiesta. No tanto por la ilusión de hacer cumbre, sino porque aquello estaba lleno de gente. Nos encontramos con una excursión de montañeros bromeando cómo les habían tenido que bajar del Almanzor con una cuerda por el miedo que tenían. Para qué seguir. 


Nos hicimos la foto de cima, comimos el bocadillo y nos bajamos. La verdad es que había desaparecido mucha nieve. Da igual, porque el panorama desde allí es siempre alucinante.


Un bonito día para abrir la temporada y para tachar un piquito. Seguro que pronto volvemos, ya con crampones y piolet. 

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