viernes, 25 de marzo de 2011

Fin de Semana de Esquí en San Isidro

Este fin de semana estuvimos en San Isidro esquiando. La verdad es que el esquí es quzás la disciplina de montaña que más he practicado, aunque desde luego no es la que más enganchado me tiene.


Sin embargo una salida de esquí también te hace entrar en contacto con la montaña. No son las mismas sensaciones, ni el mismo reto ni dificultad, pero no cabe duda de que es divertido y, sobre todo contando con buena compañía como siempre ha sido.

Nunca había estado en San Isidro, pero el tiempo, la nieve, cercanía a Salamanca y cantidad de nieve lo aconsejaban. Además había una competición de saltos y aquello aseguraba ambientillo. Pusimos las bacas al coche y nos fuimos para allá. Tanto que llegamos a la estación casi a las 2 de la madrugada del Sábado. El apartamento genial, todo pintaba muy bien.

Amanecimos sin mucha prisa y nos preparamos para la nieve. Es un finde de relajación invernal y hay que tomarse tiempo para desayunar, con previa y todo. ¡Qué día más bueno!. Mirar por la ventana nos gratificaba porque podíamos ver en detalle lo que la luna de ayer nos dejaba imaginar: Cordillera Cantábrica. Qué grande! qué de picos! qué bonito!





Echamos el día recuperando soltura con nuestras tablas. La parada de rigor para comer fue de lo más interesante: da gusto comer un bocadillo (alguien había juntado antes el chorizo con la lechuga) al sol, contemplando un bonito panorama de destape invernal, bebiendo sidra y comiendo morcilla de burgos... aquello empezaba a ser un no parar de vicios y buena vida.


A la noche Coke nos deleitó con una cena a base de curry, chuletones y en mi caso, magadalenas. Media bolsa o así. Ruper puso una peli y ahí nos quedamos. Uno añusgado en el sofá, otro buscando posición en una cama de 0,70 y otro en la cama de matrimonio... reto para el local: ¿a que nos adivináis durmió y dónde? El quedarnos dormidos fué el único pero del viaje, que no salimos y debía haber bastante jaleo.

Al día siguiente esquiamos más. Nos levantamos antes (por lo visto) y fuimos a pistas. Donde antes estaban los saltos ahora había solo pistas. Como si lo hubiesen borrado con una goma. Eso sí, quedaba mierda por el suelo. Desde luego la gente no tiene nada de cuidado. Ahora resulta que para competir y dar saltos, o simplemente que te guste estar en el ambientillo, hay que cumplir un requisito: ser un cerdo. Desde luego empiezo a pensar que el auge del Snow Board tiene que ver con un proceso de acercamiento el cani a la montaña. Luego además es un deporte que seguro es bonito de practicar.

Volviendo al dia. El estilo iba mejorando, las pendientes perdían desnivel y los fuera pistas y pistas negras empezaban a aparecer en la agenda de descensos. Creo que cogimos el último telesilla posible antes de irnos, y eso que yo soy de estirar el poco el día por miedo a las lesiones. Nada de eso: muy buenas sensaciones, notaba que mis piernas eran más fuertes y eso me permitía ir más seguro en las bañeras y controlar mejor la velocidad y paradas. La verdad es que hacía tiempo que no tenía tan buena forma esquiando.

El día se acababa y empezaba la recogida. Una mirada atrás antes de irnos y a ducharnos, recoger y entregar las llaves (de nuevo, por lo visto).

Un gran finde que entra en agenda del local como tantos otros: Nochevieja de montaña, Womad, Mestas, excursiones a la montaña... Por cierto, ¿quién dijo Alpes? Yo me apunto...

No hay comentarios:

Publicar un comentario