Tras la última visita al circo de Gredos, donde llegamos solo hasta la Laguna porque me había dejado las botas, se planteó la oportunidad de volver allí. Fue Angelito quien lo propuso, y aprovechando que todos teníamos un Domingo bastante ocioso, nos metimos en el coche dirección Hoyos del Espino.
Fuimos el citado Angel, Michel, Ruper y yo. Al Morezón hay muchas maneras de subir, pero nosotros decidimos ir por el Prado de las Pozas. Aunque no teníamos mucha idea de por donde se iba, no tuvimos ningún problema porque el camino estaba muy marcado con huellas e hitos.
El camino es bastante fácil, tiende hacia arriba sin demasiada dureza y es muy constante. Cogimos nieve enseguida, en cuanto cogimos altura al desviamos un poco del camino de la laguna.
Con la vista fija en el objetivo, avanzábamos por los collados que dan paso al Morezón.
Poco a poco avanzábamos por la nieve, cada vez menos helada, hacia arriba. La primavera se abre paso en la pradera, inexorable. Las zonas que no conservan nieve incluso muestran ya flores. El resto del prado muestra cientos de riachuelos que bajan con el agua del deshielo.
Para variar, las nubes se nos echaban encima. Esta vez no corríamos el riesgo de perdernos porque había mucha huella, pero el espectáculo de la cima del Morezón se nos iba a complicar. Y así fue. Mientras llegábamos a la cresta, donde cada paso nos dejaba ver más claramente el Almanzor, La Galana, Cabeza Nevada, etc. las nubes luchaban por tapar semejante espectáculo.
Poco pudimos disfrutar de las vistas por completo, apenas unos minutos. Las nubes se hicieron fuertes en el circo y no nos dejaban ver claramente lo que había abajo.
Atrás quedaba el Morezón. Con seguridad la última invernal en nuestro querido Gredos. A partir de ahora a luchar contra el agua, el deshielo, dejaremos de pisar placas para pisar "cebollos". Se acabaron los resbalones en la laguna, el bajar de la mano de los Barrerones y el patinar sobre los caminos helados. Empieza la época primaveral. Mi primera época primaveral en Gredos. A ver qué nos depara.
Una vez abajo echamos una cocacola y estuvimos parloteando con una gente, también scout. Eran de Madrid, e intercambiamos mails para hacer juntos alguna ruta por Peñalara o Béjar. Y puede, quien sabe, que alguna ruta más.
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Fuimos el citado Angel, Michel, Ruper y yo. Al Morezón hay muchas maneras de subir, pero nosotros decidimos ir por el Prado de las Pozas. Aunque no teníamos mucha idea de por donde se iba, no tuvimos ningún problema porque el camino estaba muy marcado con huellas e hitos.
El camino es bastante fácil, tiende hacia arriba sin demasiada dureza y es muy constante. Cogimos nieve enseguida, en cuanto cogimos altura al desviamos un poco del camino de la laguna.
Michel abría camino. Está hecho un bestia últimamente, y nos lleva a buen ritmo. A nuestra izquierda veíamos La Mira y Los Galayos, donde ya hemos estado este año, sin mucho éxito, por cierto.
Poco a poco avanzábamos por la nieve, cada vez menos helada, hacia arriba. La primavera se abre paso en la pradera, inexorable. Las zonas que no conservan nieve incluso muestran ya flores. El resto del prado muestra cientos de riachuelos que bajan con el agua del deshielo.
Para variar, las nubes se nos echaban encima. Esta vez no corríamos el riesgo de perdernos porque había mucha huella, pero el espectáculo de la cima del Morezón se nos iba a complicar. Y así fue. Mientras llegábamos a la cresta, donde cada paso nos dejaba ver más claramente el Almanzor, La Galana, Cabeza Nevada, etc. las nubes luchaban por tapar semejante espectáculo.
Poco pudimos disfrutar de las vistas por completo, apenas unos minutos. Las nubes se hicieron fuertes en el circo y no nos dejaban ver claramente lo que había abajo.
Afrontamos el último repecho, que daba acceso a la cumbre y allí paramos a disfrutar de aquello: comimos, nos abrigamos, la foto de rigor y para abajo.
Atrás quedaba el Morezón. Con seguridad la última invernal en nuestro querido Gredos. A partir de ahora a luchar contra el agua, el deshielo, dejaremos de pisar placas para pisar "cebollos". Se acabaron los resbalones en la laguna, el bajar de la mano de los Barrerones y el patinar sobre los caminos helados. Empieza la época primaveral. Mi primera época primaveral en Gredos. A ver qué nos depara.
Una vez abajo echamos una cocacola y estuvimos parloteando con una gente, también scout. Eran de Madrid, e intercambiamos mails para hacer juntos alguna ruta por Peñalara o Béjar. Y puede, quien sabe, que alguna ruta más.